En los últimos años la obra de Julia se ha ido materializando generalmente con tejidos. La mayor parte de su trabajo es bidimensional y, aunque ha ido experimentando con pintura e imagen, siempre ha estado presente la referencia al objeto, lo que ha derivado en un acercamiento al volumen desde la materialidad.

Así, después de otros proyectos en los que explora contrastes entre materiales nobles y orgánicos con materiales más industriales y sintéticos, se plantea aprovechar la residencia para continuar esta experimentación. En este caso se fija en desechos plásticos propios del entorno como son las envolturas de las pacas de heno. Estas poseen unas características de color, degradado, textura y brillo que recuerdan al agua, motivo que se queda como centro de la instalación y desde el que surge la forma final de la intervención: una composición en algodón que recuerda a gotas. Esta forma final surge también de la voluntad de asegurar el menor impacto medioambiental posible, reservando los plásticos para otras futuras intervenciones en interior y manteniendo en el exterior elementos orgánicos.

El resultado de esta residencia será la 2ª intervención de uno de los espacios más singulares y relevantes del espacio Vilaseco: la palleira (el pajar). Da continuidad a la primera intervención, realizada por Rodríguez-Méndez.

Pre-residencia

En los últimos años mi obra se ha ido materializando generalmente con tejidos. La mayor parte de mi trabajo es bidimensional. Aunque he ido experimentando con pintura e imagen siempre ha estado presente la referencia al objeto, lo que ha derivado en un acercamiento al volumen y por lo tanto a la escultura.

Estre proyecto, en el que propongo explorar el mundo del tejido a nivel material y de uso se posiciona principalmente en un entorno rural que rodea la producción y la artesanía. En concreto mi intención es prestar atención a estrategias, calidades y funciones de este material en casos concretos en los que no sea protagonista (como pueden ser útiles de almacenamiento o  espantapájaros por ejemplo) para poder incorporar metodologías desde los márgenes de la producción y elaborar un estudio formal que se inspira en una tradición “involuntaria” que refleja sistemas inteligentes de aprovechamiento de los recursos materiales.

Después y durante residencia

La instalación en la palleria del espacio de Chantada es un reto por sus dimensiones y por estar medio a descubierto. Pensé en no limitar mucho la idea antes de ir, así que preparé algunos materiales que conozco para llevarme conmigo y que tuviesen relación con lo que había propuesto (vinilo transparente ya usado en otros proyectos) y dejé para la estancia allí el decidir que forma final tendría.

Había planteado hablar de las jerarquías de materiales e incluir el plástico en un ámbito rural de forma consciente. Paseando por los alrededores encontré un film verde agua sobrante de las pacas de heno de los agricultores de la zona  (un film de polietileno que se usa para hacer fardos en los que fermenta la hierba) y decidí llevármelo para hacer pruebas, el resultado fue una cortina de este film que abarca el largo del bastidor de 16m.

La idea de usar este material tiene que ver con dar valor y aprovechar las características plásticas de un recurso que no sólo es potencialmente un residuo contaminante (muchas veces lo es) sino que es un útil que posee unas propiedades concretas y que está presente en entornos rurales y artísticos como aislante, protector, separador, clasificador o protector.